miércoles, 29 de octubre de 2008

INTOLERANCIA (Capítulo IV)

UNA DE VALIENTES

Texto: Jordi Jiménez Aragón Imagen:diegonavarro.org cc flickr

He comprobado que algunos de ustedes han leído los tres “capítulos” anteriores de Intolerancia, gracias a algunos comentarios recibidos. Muchas gracias. Tiene más importancia de lo que pudiera parecer a primera vista. También mi/nuestro blog-master, el paciente Álvaro, me hizo recientemente una interesantísima puntualización: había recibido comentarios de algunos de ustedes referentes a que, si bien entraban en el blog y leían sus contenidos, pocas veces dejaban comentario o mensaje alguno. Muchas veces por timidez (me da corte), otras por compasión (¿qué les puedo decir a personas carentes de libertad?) y otras… no lo sé, tampoco importa demasiado. Sus comentarios y mensajes sí que importan. Y mucho. Sobre todo, mucho más de lo que usted, amable lector, puede llegar a creer. Si me lo permite, me explicaré un poco.

En los tres primeros capítulos he abordado aspectos de la intolerancia en los que yo mismo (y por extensión, las personas que cumplimos condena y que por ello nos encontramos en prisión) me he puesto en un papel digamos que de víctima. En algunos aspectos lo soy, lo somos. Bueno, de un modo u otro todos, libres y presos, somos víctimas de una Administración ineficiente. Algunos más que otros, eso es cierto, pero nos toca a todos. Lo que ocurre es que la situación de privación de libertad, contrariamente a lo que refleja la ley (las personas condenadas gozarán de todos los derechos no limitados por su sentencia, en igualdad con el resto de la población), establece un status de inferior categoría efectiva, quiérase o no. Pero ese es otro tema, y más de uno argumentará que “nos lo hemos buscado”, y tal vez no le falte razón. Yo creo que ese es el punto central de este cuarto capítulo de Intolerancia: ¿nos lo hemos buscado?

Me preocupa la intolerancia de los grupos de hinchas de fútbol radicales. Me preocupa la intolerancia de la sociedad que clama venganza en lugar de justicia y confunde ambos términos. Por último (hasta ahora) me preocupa la inoperancia en que se encuentra la Administración en general, y la de Justicia y Penitenciaria en particular, por la falta de recursos reales, como “respuesta” a las políticas gubernamentales (tanto la estatal como la autonómica) sobre materias con poco “eco” electoral.

¿Y qué hay de nosotros, los delincuentes y presos?

Muchos delincuentes (más tarde o temprano serán también presos) justifican —o justificamos, tampoco voy a excluirme expresamente, como si no fuera conmigo— sus acciones, sus delitos, bajo la apariencia de que ellos son en realidad “víctimas” de una sociedad injusta, en la que reinan la insolidaridad, el egoísmo, la marginación social y económica de determinados colectivos de personas y la desigualdad de oportunidades. Todo ello es cierto, y no sólo en parte, sino absolutamente cierto. Pero no es menos cierto que si tal situación fuera tan generalizada como algunas voces pretenden hacer creer, prácticamente toda la clase obrera estaría inmersa en la delincuencia, y no es así. ¿Me equivoco? Incluso en barrios históricamente tan pretendidamente peligrosos como el Barrio Chino de Barcelona, o La Mina, en Sant Adrià (por poner sólo un par de ejemplos conocidos por todos, aunque hay muchos más), los índices de delincuencia, siendo más altos que en otras zonas más “pacíficas”, son minoritarios. Permítanme explicarme mejor. En ningún caso, en ningún barrio, el índice de delincuencia alcanza cotas del 40%, 50%, 60%, o porcentajes superiores. Ello implica que a pesar de todos los pesares, de la desigualdad económica y de oportunidades, de la marginación social, de la escasez de equipamientos de todo tipo en relación con otras zonas no marginales, la mayor parte de la población de dichas zonas es capaz de vivir de forma honrada, sin tener que recurrir a la delincuencia. Si en un determinado barrio o entorno el índice de delincuencia es de, supongamos, el 20%, que sería altísimo, una lectura alternativa nos dice que el 80% de la población de ese barrio o entorno es capaz de vivir honradamente, sin tener que delinquir.

¿Qué hace delincuente a un delincuente? Por supuesto, la droga, que es uno de los factores más importantes. Pero en prisión he tenido ocasión de conocer a muchos delincuentes que no son consumidores de droga, al menos, no de forma habitual. Es cierto que muchos caen en la delincuencia por procurarse los medios con qué adquirir droga, pero también es verdad que no son la mayoría, a pesar de que muchos están interesados en hacerlo creer. ¿Por qué motivo pueden tener tal interés? Un motivo es jurídico: conseguir la atenuación de la pena, pero no es el único, créanme.

Yo soy de la opinión que detrás de todo comportamiento humano hay un trasfondo psicológico, más o menos bien o mal estudiado. En otras palabras, las cosas que nos motivan a hacer o no hacer eso o aquello. Y también soy de la opinión de que en muchos delincuentes existe un factor psicológico que es común a un gran número, prácticamente a todos: la falta de paciencia y el deseo de éxito fácil y, sobre todo, rápido.

Déjenme poner un sencillo ejemplo. Quien puede pagar un recibo a la financiera o al banco de un determinado importe mensual para comprarse un coche podría también ahorrar ese dinero durante equis años y comprar el coche al contado ¿no? El aumento de precio del coche quedaría compensado, a grosso modo, por la falta de intereses a pagar a la financiera o banco y un adecuado aumento de la porción de nuestro salario, en función de la tasa de inflación, que dedicamos al ahorro para poder comprar el coche. Pero todo eso tiene un serio inconveniente para casi todo el mundo: tener que esperar cuatro o cinco años hasta poder comprarnos el coche. Eso es mucho tiempo. Por ello, casi todo el mundo (los millonarios existen, pero no abundan) necesita financiar la compra de su automóvil, a través de una financiera o un banco.

Pues bien, un delincuente es alguien que ante la disyuntiva de ahorrar para comprarse un automóvil (y no pagar intereses pero afrontar la inflación) o comprarlo inmediatamente pero a través de una financiación (con ahorro de la inflación futura, pero asumiendo el pago de intereses), tira por la vía de en medio: o bien roba el coche, o bien atraca un banco para comprar el coche al contado.

¿Cuál es la principal diferencia entre el delincuente y el honrado ciudadano que debe decidir si financia o no la compra de su automóvil? El ciudadano honrado espera pacientemente unos cuantos años (si escoge la vía del ahorro) o se compromete con un tercero durante otros tantos años (el banco), a cambio de disfrutar del automóvil de sus sueños. El delincuente no puede esperar, ni quiere comprometerse durante demasiado tiempo. Como el delincuente forma parte de la sociedad tiene las mismas necesidades que cualquier otro miembro de la misma, pero no puede o no quiere afrontar la satisfacción de esas necesidades en la forma en que se acostumbra a hacer por la mayor parte de la masa social. No puede esperar. No quiere comprometerse. No está dispuesto a vender su esfuerzo diario por un salario frecuentemente más bajo de lo que se merece, ni a levantarse cuando aún es de noche para acudir a un puesto de trabajo, o aceptar órdenes de un jefe.

La mayor parte de los delincuentes pertenecemos a sectores sociales que no gozan de buena parte de los beneficios que la sociedad nos ofrece. De los pobres, para entendernos. Cierto es que aún en los ricos hay delincuentes, pero son siempre hechos puntuales, la excepción que confirma la regla. Y aunque también abundan los delincuentes de clase media, hay mucha más distancia actualmente entre la clase media y la clase alta que entre la media y la baja. Se podría decir que la clase media está compuesta por una especie de “pobres favorecidos”. Pero, repito, no es objeto de mi atención en este cuarto capítulo el aspecto social de la delincuencia, aunque reconozco que habría tema para mucho más de un capítulo.

Muchos presos hablan frecuentemente de los beneficios penitenciarios (en sentido amplio, los permisos, el tercer grado y la libertad condicional) como de “lo que les pertenece”, como si hubiera una obligación por parte de la Administración penitenciaria de conceder esos beneficios. Los presos que argumentan así están equivocados en más de un aspecto. Por otra parte, en todo el proceso penal (detención, investigación, juicio, sentencia y cumplimiento de la condena) hay una parte mucho más olvidada de lo que podría parecer a primera vista, que no es otra que la víctima.

Ante un delito, toda la maquinaria penal se apresura (es un decir) a conseguir una condena, y con ella, alejar al delincuente de la calle, convirtiéndolo en un preso. Se reconoce el daño que ha hecho, pues para ello se le impone la pena, pero con frecuencia se olvida a las víctimas. Se llega a suponer que con la condena han quedado satisfechas, o por lo menos, tendrían que haber quedado satisfechas.

Creo que el asunto central de la cuestión es ese. Por una parte, una serie de personas deciden que no quieren esperar, ni someterse a determinadas circunstancias (trabajo, disciplina, esfuerzo, etc.) para conseguir lo que anhelan, ya sea droga, dinero, lujos o una vida llena de emociones. Por ello, deciden que deben cometer delitos y los cometen. Pero todo delito comporta un abuso, y con el abuso una víctima, o varias. Se persigue el delito, se enjuicia y se castiga, pero nadie se ocupa de la víctima una vez concluido el proceso. Si ese proceso fuese eficaz, si las cárceles cumplieran con la función que la Constitución y las leyes le confieren, y se dedicasen a rehabilitar presos y a reinsertarlos como personas en la sociedad en que cometieron sus delitos, podríamos decir que las víctimas pueden darse por satisfechas con las condenas conseguidas.

Pero desgraciadamente no es así. Nadie puede asegurar a una víctima que no volverá a serlo, ya que el índice de reincidencia de los delincuentes es elevado. Pocos se “conforman” con un delito en su vida. Y recordemos que todo delito conlleva al menos una víctima. Por tanto, es fácil identificar reincidencia, en el sentido de varios delitos, con varias víctimas. La reflexión que de esta problemática le corresponde a la sociedad y a la Administración penitenciaria ya quedó bastante reflejada en el capítulo III anterior. Ahora corresponde ver la otra cara de la moneda.

¿Cuántos delincuentes son capaces de entender que sus actos —los delitos—generan desconfianza, miedo y dolor? En ocasiones escucho el argumento de algún ladrón: “yo no he matado a nadie”, como si robar fuera un hecho sin gravedad. Es cierto que robar es de mucha menor gravedad que matar o violar, por ejemplo, pero quitarle toda importancia es negar la realidad de las cosas, pretender que los actos de uno son justificables ante todo el mundo.

Muchos presos asumen la responsabilidad de sus actos, es cierto, pero no lo es menos que en seguida que pueden reclaman sus “beneficios” penitenciarios, para así volver a la calle lo antes posible, a la libertad. Me pregunto para qué. ¿Para volver a cometer más delitos, generar más víctimas, más dolor, más miedo

La falta de empatía en el comportamiento social del delincuente prototípico es legendaria. Un delincuente es casi siempre alguien que sólo piensa en sí mismo, sin importarle demasiado las consecuencias que sus actos tienen para los demás, incluido las más de las veces su propio entorno. Efectivamente, muchos delincuentes proceden de entornos “normales”, en los que no hay delincuencia, y con su comportamiento hacen sufrir a la sociedad en su conjunto, a sus víctimas, pero también a sus familias y allegados.

Algunos delincuentes no comprenden en toda su extensión el daño causado por mucho que pasen los años. Por fortuna, el paso del tiempo hace que la mayor parte de delincuentes se “calmen” y paulatinamente abandonen el mundo del delito. Pero el daño que se ha hecho queda hecho, y en la gran mayoría de ocasiones es irreparable. No solo el asesinato o la violación ocasionan daños irreparables. Un robo aislado tal vez pueda ser inofensivo, pero en muchos casos los robos no se producen aisladamente. Que se lo expliquen a las joyerías, por ejemplo. Todo delito genera un cierto grado de indefensión en la víctima, mayor o menor en función de distintas variables, y ni siquiera una actuación policial y judicial rápida y efectiva pueden paliar todos los efectos negativos del delito cometido, ya que las actuaciones policiales y judiciales, por veloces y eficaces que sean, son siempre post-delictuales, una vez que el daño ya se ha hecho, y aunque éste se repare, aunque la herida llegue a sanar, no podemos olvidar que toda herida deja una cicatriz.

Todo eso es lo que el delincuente no tiene en cuenta y olvida a la hora de cometer sus delitos. Olvida a las víctimas, a las directas y a las indirectas. Olvida el miedo que genera con sus actos, que obliga a mantener puertas cerradas en pueblos en los que hasta hace poco era costumbre dejarlas abiertas a los vecinos, o a instalar rejas en las ventanas de las casas hasta hacerlas parecer cárceles para gente honrada, por no decir de la alteración de las costumbres de las personas, como pasear con el bolso bien sujeto y siempre del lado de la pared, nunca de la calzada, de la calle.

La actividad delictiva origina que la parte honrada de la sociedad modifique sus comportamientos generales. Eso tiene un nombre, y el nombre es miedo. El grado del miedo es variable según el tipo de delitos y otros factores, pero lo que ningún delincuente debería olvidar es que por mucho que se repita a sí mismo que lo suyo no es tan grave porque “no ha matado a nadie”, la sociedad le tiene miedo. Tal vez a alguna mente enferma le guste ser temido por los demás, pero estoy seguro que a casi todo el mundo le gusta más la idea de ser amado, o cuando menos, respetado, en lugar de inspirar miedo.

¿Es otro producto de la intolerancia esa actitud, más o menos general, de los delincuentes? Yo creo que sí. Seguramente, quien lea estas líneas no haya cometido jamás ningún delito, o al menos, no ha merecido nunca entrar en prisión para cumplir condena. Le felicito, siga por ese camino. Pero tal vez, sólo tal vez, algún delincuente en activo, quizás alguno de mis compañeros, o algún antiguo delincuente, felizmente ahora en libertad, lea esto. No pretendo que nadie esté de acuerdo conmigo. No pretendo iniciar ningún foro de discusión. No deseo intercambiar puntos de vista u opiniones. No. Se trata de algo distinto. Como dije ya en algún artículo anterior, este blog supone, al menos para mí, una válvula de escape que alivia la presión que día a día se acumula en mi interior. Hay cosas que necesito decir en voz alta, pero sospecho que a nadie le interesa escucharlas, al menos en el patio del módulo, y si alguno me presta alguna atención sospecho que será para, a continuación, venirme con alguna petición de su interés, no con el ánimo de intercambiar ideas. El egoísmo humano alcanza cotas inimaginables en prisión. Si yo les contara algunos ejemplos… ¿Ven? Probablemente dedique un artículo a explicar algunas anécdotas carcelarias que harían reír a más de uno, aunque en el fondo son más bien dignas de compasión. En fin…, a lo que iba, no pretendo descubrir un nuevo continente, ni la vacuna contra la estupidez, ni la verdad sobre el misterio de la vida. Sólo abro un poco la espita de mi caldera para aliviar un poco la presión y con ello evitar que explote. Si no existiera este blog tendría que buscarme otras soluciones. Bueno, ya lo hice en el pasado. Pero estamos en el presente, y este blog existe, y, fíjense, me dejan escribir en él.

De forma que escribo, en primer lugar, para mí mismo. Pero también para usted, amable lector o lectora, y con ánimo egoísta o altruista, le hago partícipe de algunos pensamientos. Estaría bien, estaría muy bien, que a través de estas líneas usted pensara algo sobre ellas. El ¿qué? no importa tanto, ni siquiera el ¿cómo? o el ¿cuándo? Yo creo que es más importante el ¿por qué? Y se me ocurren algunas alternativas de respuesta. En primer lugar, porque tal vez jamás se paró a pensar antes sobre el tema que propongo. O si se paró a pensar, lo hizo desde un punto de vista distinto. Las mejores perspectivas sobre cualquier cosa se obtienen después de analizar y probar distintos puntos de vista, y escoger finalmente el que mejor se ajusta a nuestros deseos ¿no? En todo caso, pensar nunca hizo daño a nadie, y tal vez sea el inicio de algo, llámelo usted como desee.

Tal vez después de pensar, si aceptó usted mi invitación a hacerlo, llegue a obtener sus propias conclusiones, ya sean provisionales o definitivas, y que pueden estar de acuerdo o en desacuerdo con lo que he expresado en este artículo. Bien, sea lo que sea, pruebe a entender esto: si yo hago el esfuerzo de hacerle llegar, en la medida de mis posibilidades, lo que pienso acerca de algo… ¿por qué no intenta usted hacer un esfuerzo semejante? ¿Por qué no me comunica lo que piensa? ¿Por qué no nos permite a todos compartir sus opiniones como yo, o el resto de compañeros que escriben en este blog, hacemos con todos ustedes?

Sus opiniones son valiosas. Entiéndanme. No busco elogios. No busco compasión. No busco ni siquiera empatía. Busco conocer su opinión sobre el tema que planteo, o sobre cualquier otro de su interés. Si usted leyó los distintos capítulos de Intolerancia, ¿por qué no ha de poder decírmelo? Y si en lugar de dejar un comentario prefiere hacer un artículo o reflexión propia, hágalo. Álvaro lo aceptará encantado y lo publicará. Hagamos del blog un lugar de encuentro, un foro de exposición de ideas, un lugar en el que nos encontremos personas libres y personas en prisión. Existen limitaciones, es cierto. Bueno, pues luchemos contra ellas, en forma de no dejarnos vencer por ellas. Un blog como este, en el que sólo se expongan opiniones, por diversas que sean, desde un solo lado, corre un riesgo real y cierto de caer en la endogamia, en la autocomplacencia. Debemos luchar contra ese riesgo. Además, existe otra razón de peso…

¿No se dan cuenta, personas en libertad que entran a leer escritos diversos de personas carentes de libertad, que esta es una de las mejores formas de acortar distancias entre delincuentes y víctimas? Si un delincuente es alguien que no conoce, no entiende, no respeta o no le importa lo que piense y sienta su víctima, pasada, actual o futura, será mucho más propenso a reincidir.

Estamos ante una ocasión única, y las ocasiones existen, sobre todo, para aprovecharlas. Dígannos lo que sea, sobre lo que sea. No escriban sólo para decir que están de acuerdo, o que se solidarizan con nosotros. ¡Qué narices! Hagamos de este blog algo vivo, que permita el crecimiento interior de todos los que participen en él, sin importar desde que lado sea, desde dentro o desde fuera. Ahora mismo, no se me ocurre nada más útil para entendernos mejor entre todos nosotros. Tenemos la posibilidad. Aprovechémosla. Puede llegar a ser frustrante escribir para que sea el compañero que está al lado el único que opine sobre nuestro artículo.

Además, la mutua comprensión, la mutua colaboración y el intercambio de ideas y opiniones son también, a mi modo de ver, las mejores armas posibles en la lucha contra la intolerancia, sea cual sea su origen o su destino. ¿A qué sí?

Fin del capítulo IV

Temas relacionados:

Intolerancia (Capítulo I)
Intolerancia (Capítulo II)
Intolerancia (Capítulo III)
Intolerancia (Capítulo V y Final)


jueves, 23 de octubre de 2008

San Remo, la mia cittá

Texto: Mauro Foto: SophiaDA cc Flickr


Localitá italiana balneare e importante centro per la coltivazione dei fiori, si trova in un ampia insenatura del mar Ligure, tra le rocce di Capo Nero e Capo Verde, a poco piú di venti Km dal Principato di Monaco e a circa cuaranta dall'aereoporto Internazionale di Nice.


San Remo ha una personalitá tutta sua,la parte antica costruita dentro le mura di un forte, per difendersi dagli attacchi dei pirati Turchi risale al Medioevo, case arroccate una contro l'altra, nell'interno si snodano ripide stradine, detti "Carugi", passaggi coperti e piccole piazzette, domina in alto il santuario Barocco della Madonna della Costa, costruita nel 1630.


La cittá moderna nasce a cavallo tra l'ottocento e il novecento, per accogliere i pacifici invasori, nobili e ricchi del gran mondo internazionale, in particolare Inglesi a cui viene dedicato il nome di una via,"Corso Inglesi", strada dove ancor oggi, si possono vedere prestigiose ville con i loro esotici giardini, favoriti dal microclima della cittá, la palma con gli anni divenne il simbolo della cittá, le piú grandi e prestigiose come villa Nobel e Ormond, diventeranno parchi pubblici e sedi di manifestazioni internazionali.


In pochi anni si trasforma da piccolo borgo di pescatori in elegante centro turistico,ma a dare questo tocco di mondanitá alla cittá sará nel 1905 la costruzione del Casinó, una costruzione in stile Liberty con imponenti e lussuose sale da gioco,porterá alla cittá un nuovo turismo e piú di cuatrocento nuovi posti di lavoro, senza poi contare tutte le nuove attivitá che sorgono nell'intorno,Hotel, ristoranti,locali notturni,gioiellerie e altre.

Nel 1951, si inaugura nel teatro dei Fiori del Casinó, il Festival della Canzone Internazionale,di anno in anno parteciperanno tutti i migliori cantanti dell'epoca,sia italiani che stranieri,ancor oggi in un nuovo teatro "L'Ariston",il festival viene teletrasmesso in molti paesi, durante l'anno si svolge vita artistica e culturale con stagioni sinfoniche, nella cittá ha sede una orchestra sinfonica stabile.


Nella parte alta della cittá,in collina, vi si trova un magnifico campo di Golf 18 buche con Club House e nella zona Solaro,campo ippico con scuola di equitazione e maneggio coperto.


Inolte S.Remo possiede campi di tennis, baseball,c alcio, softball, basket e pallavolo, piscine olimpioniche, un magnifico tiro a volo e a segno su bordo mare,club velico con appuntamenti internazionali come il "Criterium di Pasqua"oltre a tutte le attivitá sportive relative al mare.


Nei miei ricordi di San Remo sin da ragazzino,oltre al profumo dei fiori, nelle strade si poteva sentire odor di olio di ricino, ai tempi unico additivo per motori, per cosí dire "Truccati", giá nel 1950 San Remo entró a far parte del calendario motoristico internazionale con il circuito di "Ospedaletti di San Remo", percorso cittadino con un lungo rettilineo sulla via Aurelia per poi entrare nella parte alta della collina nel cuore delle coltivazioni dei fiori, per anni vi si disputarono Gran Premi di F1, campionato del mondo di motociclismo,in seguito negli anni 70, data la pericolositá del percorso, la federazione non diede l'omologazione necessaria al circuito per continuare ad ospitare tali eventi.Altra manifestazione motoristica internazionale é il Rally di San Remo, prova del campionato del mondo, in questa prova debuttai nel 1972 con una piccola Autobianchi A112 Abarth,con una ottima posizione nalla classificazione generale, erano gli anni delle grandi lotte Lancia, con la mitica Fulvia HF, e Renault con la Alpine A110.


La cittá,coinvolta nel mondo motoristico internazionale, considerando pure la vicinanza della mitica MonteCarlo, diede allo sport motoristico italiano molti campioni nelle varie specilitá, sia in auto che in moto, in San Remo si disputava pure una delle classiche del mondiale di Moto Enduro "la Due Valli".


La vocazione della cittá per il mare,trova riscontri nel borgo marinaro di Piazza Bresca e nel suo Porto Vecchio, un tempo selva di navigli e vascelli,oggi regno incontrastato di pescherecci e imbarcazioni da diporto,quí taverne e pescherie insieme a eleganti ristoranti,offrono le primizie del pescado del golfo,sempre freschissimo.


Sul porto vecchio domina la possente mole del forte di Santa Tecla,costruito nel 1775 dalla repubblica di Genova, per intimidire e tenere a bada i ribelli della cittá,in seguito fú trasformato in centro penitenziario e in ultimo a museo.

Tra gli anni 80 e 90 nasce Portosole, una installazione portuaria moderna per il diporto nautico con circa 900 attracchi, e con un pontile esclusivo, per ospitare lussuose imbarcazioni,di grande stazza.


Fra i due porti, Portovecchio e Portosole, la passeggiata Trento Trieste,un lungo tratto di littorale sabbioso con lussuosi ristoranti e chiringuitos, stesso scenario sul lungomare delle Nazioni,dell'Imperatrice e di Vittorio Emanuele II,anche quí ampie spiagge protette da scogliere frangifrutti,oltre a grandi installazioni Hotelliere.

Nel centro, in particolare nella via Mateotti vi si trovano eleganti Boutiques,tutte le migliori firme della moda Italiana,ogni sabato nella Piazza Eroi Sanremesi si svolge il colorato mercato ambulante,la cittá é presa d'assalto dai nostri vicini di Francia.


A pochi passi dal Casinó,la Chiesa Russa di Cristo Redentore e Santa Caterina é una delle principali attrazioni turistiche,con la sua cupola bianca,le sue crodi dorate e le gulie in maioliche policroma.


San Remo,protetta alle sue spalle dalle Alpi Marittime, permette ai suoi abitanti di raggiungere in solo più di un ora, le piste olimpioniche degli sport invernali di Limone Piemonte passando per il Col di Tenda,e per i piú fortunati passare l'estate,lontano dall'invasione del turismo di spiaggia.


Nella Cittá dei Fiori al giorno d'oggi operano circa 2000 aziende produttive,la floricultura ha portato nella cittá la maggior parte della sua ricchezza e del suo benessere economico,nella Valle Armea vicino a Bussana, si trova il nuovo Mercato dei Fiori,da cui operano le piú grandi societá di Export.


Le serre,oggi moderne e automatizzate,dominano dalle colline circostanti la cittá.


E tutto ció in una piccola cittadina con poco piú di 50.000 abitanti.

AL-MOUHAJIR V

Imagen: UN MANUÉ cc flickr

Una nueva edición del programa de Contrapunt Radio "Al MOUHAJIR V", Inmigrante, con la actualidad política deportiva y cultural. Este espacio esta coordinado por contrapunt radio y el mediadior de Quatre Camins. (Francés-Árabe)

miércoles, 22 de octubre de 2008

Black Ice, El último disco de los AC/DC



AC/DC es un grupo de hard rock australiano formado en Sydney (Australia) en 1973 por los hermanos escoceses Malcolm y Angus Young.

AC/DC está compuesta por los hermanos Young a las guitarras, el bajista Cliff Williams, el batería Phil Rudd y el cantante Brian Johnson, que sustituyó al vocalista original Bon Scott.

Este el primer disco en ocho años. Y una exhibición de rock en estado de máxima pureza. Los hermanos Young mantienen el fuego sagrado. Para mi es el Back in Black del 2008 esperemos que sigan mucho tiempo por que el dia que falten a la mesa que sujeta el hard rock le faltara una pata.

dato curioso: AC/DC corriente alterna, corriente continua

Turbinas de viento MagLev

Son 1000 veces más eficientes que molinos de viento tradicionales y más baratas.


Texto: M. Torralba


Después de muchos años protestando por los daños ocasionados a una importante población de aves destruidas por los aerogeneradores, han sido muy oportunas las nuevas turbinas sin esas mortíferas hélices.


No sé como España se le llena la boca al pregonar que somos el primer país con más aerogeneradores. En vez de tomar inmediatamente la iniciativa de ir sustituyendo progresivamente todos los molinos actuales por las MAGLEV.


Ya sé que se ha invertido miles de millones de euros en ellos; pero desde el primer momento los ecologistas nos quejamos porque causaban más daño que beneficio y mientras esas empresas hacían oídos sordos.


Parece ser que a poca gente le importaba que las rapaces no se recuperen, una vez más el egoísmo impera en el ser humano. ¿Cuándo escarmentaremos?


Por lo visto las denuncias y quejas no tienen mucho éxito entre algunas multinacionales, luego se quejan de que unos vándalos han destrozado esto o aquello.


Señores de Abengoa y afines, hagan el favor de empezar ha desmontar a esos gigantes destructores de aves ¡Ya! No nos obliguen a tomar otras medidas. Ahora no hay excusa para no hacerlo, pues podrán seguir enriqueciéndose a costa del aire invirtiendo en las nuevas turbinas y desplazando los molinos instalados en el mar, siempre y cuando no altere el paso de aves migratorias, pues hace años que ya se sabe las rutas por donde pasan.


Todas las personas deberían invertir en las turbinas maglev de tamaño familiar, pues pronto les bajaría muchísimo la factura eléctrica, evitando muchos kilómetros de cables y tener que depender de las centrales nucleares, además que otros países nos vendan electricidad pudiendo abastecernos nosotros mismos. Si la combinamos con la nueva tecnología de laminas solares hechas de un plástico especial en vez de silicio, la energía está asegurada todo el año, haga viento o no.


Temas realcionados:

El primer aerogenerador

Turbinas de viento Maglev son mil veces más eficientes que molinos de vientotradicionales

China apuesta a la energía eólica de levitación magnética


lunes, 20 de octubre de 2008

Is not a single day

Texto:PF.Rey Foto:donde se esconde el sol cc flirck

En este lugar desde el que os escribo, la gran meta de cada uno de nosotros es: ¿como dejar de estar, donde estamos? Y dado que físicamente no está en nuestras manos el dejar de estarlo, o por lo menos no en la medida que nosotros quisiéramos. Desgraciadamente dependemos de terceros, “Jueces, Fiscales, Educadores, Psicólogos, Criminólogos, Asistentes sociales, y Tutores”. Más Información...

Dialogar dins de la Presó

Texto: Colaboradora Taller de Diàleg Foto: Guth Family cc flirck Gràcies a una iniciativa del Departament de Justícia i del Centre Unesco de Catalunya aquest any s’han dut a terme dos grups de diàleg interreligiós dins del Centre Penitenciari de Quatre Camins. Al llarg de deu sessions, un grup de persones de diferents tradicions religioses, agnòstiques i atees han dialogat sobre religions i el fet religiós. Més Informació...

La Isla "Utopia"

Texto: Pf.rey Foto: Tony Brady cc Flirck

Un proyecto en colaboración entre la UNESCO e Instituciones Penitenciarias. El mencionado proyecto se trata de un aula en el Centro Penitenciario Quatre Camins, un taller de dialogo interreligioso, en definitiva se trata de reunir a una serie de internos de diferentes religiones o incluso con la ausencia de la misma, para tratar de debatir sobre las cosas que nos diferencian o asemejan partiendo del punto de vista de la religión, pero sin dejar pasar la oportunidad de entrar en nuevos temas de actualidad. Más Información...

jueves, 16 de octubre de 2008

EN EL PASADO, BETHOVEEN. EL PRESENTE, DJ TÏESTO

Texto: Iván V

Me acuerdo que aún era niño, en plena década de los 80 del siglo20, cuando una mañana muy temprano de camino al colegio escucho en la radio del coche de mi padre aquel grupo que cambió mi vida para siempre, Depeche Mode.

Depeche Mode: Policy of Truth

Desde ese momento, supe que la música había experimentado un cambio único, que producía unos sonidos que generaban nuevas sensaciones, nuevos aires, era el comienzo del asombroso éxito de la música electrónica.

He pasado por distintos tipos de música, de hecho, en la actualidad aún sigo escuchando música de todo tipo. Tuve mi temporada de Rock, Heavy Metal, Trash Metal e incluso llegué a ser punk escuchando Sex Pistols, The Cure, entre otros. Escucho un poco de Pop, R&B, Rap, Hip Hop. Escuchaba música Disco, que es el padre del actual House. Escucho incluso Reagge y música clásica. Pero no hay nada como la música electrónica. Sus sonidos, su explosión y fluidez, su carácter y adaptabilidad. Pero por sobre todo, su evolución. La evolución de la música electrónica es única. Como opinión muy personal, creo que la música electrónica, entre todos los géneros musicales, es la que ha experimentado el mayor cambio y evolución. Y lo que más me impresiona, no para de evolucionar, de cambiar, de vibrar, de romper esquemas.

Underworld: Cowgirl

Como es obvio, el avance de la tecnología ha contribuido en la evolución de la música electrónica; nuevos instrumentos, nuevos softwares y hardwares, nuevos sonidos. Pero en realidad, estos nuevos sonidos y producciones provienen de los sonidos naturales del alma del ser humano, de la naturaleza y del Universo en general. Es por ello, que como seguidor de la música electrónica doy gracias al Universo por permitirnos disfrutar de la gama de sonidos más amplia entre todos los géneros musicales y, que aún no hemos explotado del todo porque todavía somos demasiados humanos. Quizás, algún día haremos música con los sonidos de los distintos tipos de vibraciones de nuestros cuerpos, tanto físicos como energéticos.

Chemical Brothers: The Test

La música electrónica abarca muchísimos estilos y cada uno con nombre propio. Pero, soy de los que opina que no es necesario especializarse en nombres y estilos; es tan simple como que hay que disfrutar, hay que fluir, dejarse llevar por los sonidos, ritmos y estilos que más agradan y punto. Es tan simple y al mismo tiempo excitante como abrir los brazos estando de pie al frente de una torre de speakers de 3 metros o más, sintiendo las vibraciones de la música en la ropa, en la piel, en la conciencia. Si cierras los ojos abres las puertas de un viaje astral que guiado por los bajos de los speakers te llevan a un subidón de adrenalina sin parangón. Y si el DJ va bien se logra ir a más y más y más. ¿A quién no le gusta los sonidos de los sintetizadores del Trance, del Techno o el Progressive?. O tal vez, ese ritmo latino de los tambores, timbales, redoblantes y bombo en el Tribal. Y el House, ¿dónde dejamos al estilo más sexy del Planeta Tierra?. Es un estilo tan fresh y seductor que cae bien a cualquier hora del día o la noche. Vale destacar, que algunos DJ´s lo utilizan mucho al comienzo de una sesión para calentar la pista de baile. Desde el primer tema de House, las damas dan color y vida a la noche. En 30 minutos la pista está a tope.

Moby: Go

El climax de mi felicidad con la música electrónica llegó con la década de los 90´s en el siglo pasado, cuando productores como Depeche Mode, Moby, The Prodigy, Orbital, Aphex Twin, entre otros, entran en escena plasmando lo mejor de su explosión onírica de creatividad musical. Fue el momento en el que como si alguien hubiera puesto un botón que decía GO y al pulsarlo comenzó toda esta revolución que ahora evoluciona y evoluciona sin parar a mejor. Y qué casualidad de la vida, y de la historia, claro está, que justo en ese momento el maestro Moby se convierte en inmortal con su producción GO. Para mí, tema digno de estar en mi imaginario Electronic Music Hall of Fame.

Axwell & Bob Sinclair ft. Ron Caroll: What a Wonderful World

Y comienza la buena música. Ya no es como antes, los productores creando música y los DJ´s pinchando discos. No, ahora los productores también son DJ´s y los DJ´s productores. Es por ello que las presentaciones de ahora tienen un nivel altísimo y un estilo único y particular que identifica por sí solo a quien está en ese momento en el Discplay.

Paul van Dyk: Live at Central Park

Ese es el caso de DJ´s y productores como Paul van Dyk, Deep Dish, Armin van Buuren, Carl Cox, Sasha, John Digweed, Chemical Brothers, Underworld, Dj Tïesto, entre otros. Son tantos los hombres y mujeres que se dedican hoy día a la evolución y disfrute de la música electrónica que me es casi imposible mencionar todos los nombres aquí. Pero eso sí, es necesario hacerles saber que estoy muy agradecido por el trabajo que realizan y por cambiar el curso de la Historia Musical de este Planeta con cada producción nueva que sale al aire. Muchas gracias y que el Universo les envíe Luz, Creatividad y Sonidos nuevos.

Tïesto: Power Mix

Para las personas que me siguen en esta revolución musical, les recomiendo este video del maestro Tïesto en una presentación en vivo que deja sin aliento hasta a los más experimentados.

Aquí los dejo con algunas vídeos y sitios de DJs bastante interesantes. Disfrutarlo...

Underworld: Moaner


Underworld: Cowgirl


David Guetta: Delirious


Julian Jewell: Air Conditioning


http://www.tiesto.com

http://stage.arminvanbuuren.com/

www.carlcox.com

http://deepdish.com

http://www.thechemicalbrothers.com/home/

http://www.djsasha.com

http://www.johndigweed.com

Scuderia Ferrari, stagione F1 2008, che problemi...

Testo: Mauro


Che dire della stagione F1 delle rosse di Maranello, ad oggi “Tutto da Rifare” come diceva Totó, comico Napoletano del Bianco e Nero.

Credo, come tifoso della Scuderia da piú di cuarantanni, ex pilota e professionale del mondo dei Rally, che i veri problemi siano di natura umana e no tecnici, come a volte vorrebbero farci credere.

Ma veniamo al perché:

L'assenza di uno stratega come Ross Brown nel cambio dei pneumatici, ha messo in evidente difficoltá i piloti, nel mantenere le buone posizioni ottenute in qualificha, in alcuni casi scelte totalmente opposte alla logica, dovendo poi richiamare i bolidi nel box nell' inutile tentativo, di poter almeno inserire il team in zona punti.

Sempre per ció che riguarda la strategia, solo in Ferrari abbiamo potuto assistere alla sosta forzata dei due piloti nel Pit, con situazione di Safety Car, questa manovra ha sempre dato risultati storici negativi, e non vengano a dirci, che in quel momento le vetture erano senza carburante, in nessun caso un buon stratega metterá la stessa quantitá nelle due F1, proprio per evitare, ció che abbiamo visto ripetersi quest'anno per ben due occasioni.

Gli errori dei meccanici sono umani e comprensibili, quando in un Team regna l'incertezza e il nervosismo. Lo stesso dicasi dei piloti, i quali demotivati per la perdita delle posizioni ottenute in qualifica e partenza, in un inutile tentetivo di recupero incorrono in errori disastrosi.

Ma in una Scuderia come Ferrari, da piú di 50 anni al vertice della F1,per la prima volta si nota l'assenza di un fuoriclasse del volante, piloti della ultima generazione come Niki Lauda o in ultimo Schumacher sapevano esprimere al massimo le qulitá del bolide, sin dai primi GP., progressando di gara in gara, riuscendo a trasmettere dati fondamentali agli ingenieri e meccanici, inoltre come dal cilinro di un mago, riuscivano ad abbassare il giro in pista di mezzo secondo o piú, in qualsiasi condizione di secco, umido o bagnato, e se consideriamo i costi a cui vanno incontro le scuderie, per abbassare un decimo al giro con nuova tecnologia, si giustificano i loro contratti milionari.
Possibilmente Ferrari con Massa potrá conquistare il titolo, in queste due gare restanti, grazie a un F2008, senza alcun dubbio la miglior formula oggi in pista, aiutato dagli errori dei piloti Mc.Laren, velocissimi, ma ancora privi di un totale controllo della gara, normalmente sono due anni di formazione per un pilota, perció nella prossima stagione Luis Hamilton sará completo e pronto al titolo.

Soluzioni:

A mio avviso Ferrari, anche se annunciano un possibile ingaggio di Vettel nel 2011, dovrebbe sostituire uno dei suoi piloti nell'immediato, e come Top Driver l'unica soluzione possibile é Alonso, purtroppo le sue dichiarazioni ai giornalisti, negli anni delle lotte Ferrari e Renault, hanno lasciato una cicatrice difficile da dimenticare da parte dei Boss, Jean Tod ma soprattutto Luca Di Montezemolo,ora però sarebbe bene metterci una pietra sopra e firmare un bel contratto, che di sicuro porterebbe sia alla scuadra che al pilota, nuovi titoli mondiali, inoltre non vedrei male il ritorno ai Box di Scumi questa volta come Team Manager, ma questo dipende dal ex campione perché credo, che da Ferrari la proposta giá la tenga.

desdelamina.net està d'aniversari!

Text: desdelamina.net Foto:desdelamina.net (copyleft), andrewEick (cc) Flirck

Ja fa 5 anys i més de 1000 articles que desdelamina.net intenta explicar el dia a dia del barri de La Mina. És per això que us invitem a cel·lebrar-ho.

desdelamina.net neix com un projecte de dinamització comunitària arrel a l'experiència portada a terme pel Grupo Unión i el seu Punt Òmnia a la web www.la-mina.net (ja desapareguda)

Al 2003 va ser el moment de arrencar aquest nou projecte on es tractava de crear un canal de promoció de la vida al barri, on les entitats que hi treballen i la gent que hi viu puguin participar en normalitat en el seu desenvolupament.

Y queeee cuuumplas muchooos máááás!

miércoles, 15 de octubre de 2008

INTOLERANCIA (Capítulo III)


Texto: Jordi Jiménez Aragón Foto: adapar cc flirck

Espero no parecer demasiado pretencioso, pero tal vez alguno de ustedes habrá leído mis anteriores artículos, los “capítulos” I y II de una serie de ellos (no sé en qué número se acabará, así que mejor no me pregunten), con el denominador común de su título: “Intolerancia”. Bueno, si usted, amable lector o lectora, no lo ha hecho, puede optar por leerlos antes o después de éste, o no hacerlo. Nada es mejor ni peor, pero si alguien me preguntara qué opino yo sobre el asunto, creo que es mejor leerlos, siempre y cuando el lector o lectora tenga interés en conocer una opinión ajena, la mía, sobre diversos aspectos del ser humano que tarde o temprano inciden en la tolerancia que nos tenemos, o lo que es peor, en su falta.

El artículo anterior quería ser una reflexión personal sobre algunos aspectos de la venganza, sobre todo en relación con su uso, por así decirlo, “fraudulento”, en el sentido de pretender alcanzar la venganza a través de la justicia, cuando en principio deberían ir siempre por caminos separados. Las víctimas de los delitos que cometemos los delincuentes desean frecuentemente vengarse de nosotros, con expresiones que nos suenan tan familiares (y por desgracia frecuentes) como “que se pudra en la cárcel”, “que cumpla íntegramente su condena” o “que nunca más vuelva a pisar la calle”.

Pretender estas cosas, entendiendo toda la carga de dolor y rabia que puede haber en tales expresiones por parte de quien las profiere, es pretender que no se apliquen las leyes actualmente en vigor, o peor aún, que se apliquen mal. Porque, créanme, les hablo por propia experiencia, es mucho peor y más dañina una ley mal aplicada que una ley que no se llega a aplicar. Es fácil de entender. Ante una ley no aplicada, se puede exigir su cumplimiento por diversos sectores sociales, empezando por los afectados. Pero ante una ley mal aplicada se puede producir el efecto en gran parte de la sociedad de que la ley “se está aplicando”. Dando por sentado que la gran masa de la población sólo tiene conocimientos jurídicos elementales, y que además cada uno de nosotros tiene sus propia noción de lo que es justo y lo que no, es relativamente fácil que gran parte de la población crea que una ley que se aplica está bien aplicada, y por tanto no reclame su puesta en marcha.

Reconozcámoslo. Nuestra percepción del mundo y de la vida es individualista. Si usted tiene salud y trabajo, y su familia no sufre grandes dramas, sino que su vida pasa por los altibajos normales y corrientes en el devenir humano (penas y alegrías, algunas enfermedades, un poco de buena suerte en algunas cosas y otro poco de mala suerte en otras, pero en general, nada grave ni fuera de lo normal), usted puede darse por bastante satisfecho. Que las leyes se apliquen mejor o peor, mientras no le toque a usted de lleno y su vida sea relativamente cómoda, “se la trae al pairo”. ¿Verdad que sí? Pues eso.

Otra cosa bien distinta es cuando uno se encuentra prácticamente de bruces con un problema serio. Las diferencias de criterio con la Administración (y no le digo nada si son con Hacienda, ahí sí que hay miedo de verdad ¿eh?) son fruto de sinsabores, penas y alguna que otra tragedia familiar. Esa licencia que no se consigue, esa multa de tráfico con retirada de carnet, esa lista de espera de meses para una operación de vida o muerte… Por no hablar de las diferencias entre particulares, disputas entre vecinos por un “quítame-esa-humedad”, o un “yo-no-pago-la-reparación-del-ascensor-porque-vivo-en-un-bajo”, o tantas otras…

Pero cuando uno topa con la justicia exclama lo mismo que Don Quijote le dijo a Sancho Panza: “Con la Iglesia hemos topado, amigo Sancho”. Sustituya iglesia por justicia, y échese a temblar.

Justicia funciona mal. Tanto para las víctimas como para los delincuentes. ¿He dicho que Justicia funciona mal? Miento. Me he quedado corto. Justicia NO funciona. Tiene narices que el Estado sea capaz de hacer su declaración de renta, o la mía, o la de cualquier otro español, sin que usted le dé ni un solo dato (hasta ese punto nos conocen y nos tienen controlados), pero no sean capaces de ejecutar sentencias firmes de ingreso en prisión o garantizar en un juicio que una víctima no tenga que enfrentarse cara a cara con su agresor. El desinterés (no cabe llamarlo de otro modo) del Estado hacia la Justicia es más que evidente. Allí donde genera ingresos y recauda impuestos, la gestión administrativa estatal es perfecta, repito: p-e-r-f-e-c-t-a. Es más: es modélica. Claro. Como que si no cobran “comme il faut” ya me explicará usted como van a poder cobrar esos sueldazos. Pero Justicia no genera ingresos, más bien al contrario.

Aunque eso no es lo peor, qué va, ni mucho menos…

El desinterés hacia la justicia tiene una base psicológica y, si me apuran, hasta sociológica. ¿No es cierto que la sociedad quiere que los delincuentes “se pudran en prisión”, etc., etc., etc.? ¿Para qué va a gastarse el Estado en los delincuentes y en los presos ni un céntimo más de lo estrictamente necesario? Hace unas semanas, tal vez unos pocos meses, en la sección de Cartas al Director de un conocido periódico un lector comentaba, indignadísimo, lo mal que le parecía que los presos que “vivieran” en la nueva cárcel que se está construyendo en Figueres fueran a estar en condiciones que el lector consideraba prácticamente de lujo. Aquel desinformado lector hizo un sencillo, pero erróneo, cálculo: leyó que la prisión tendría una extensión de 400.000 metros cuadrados, y que vivirían allí alrededor de 800 presos. Pues bien, 500 metros cuadrados para cada preso, argumentaba el despistadísimo lector. Sólo le falto añadir un sonoro: ¡Viva la virgen! Nadie le informó a ese indignado lector que en los 400.000 metros cuadrados estaban incluidos los aparcamientos (que los presos no pueden usar por “vivir permanentemente”, un perímetro de seguridad para vigilancia, los servicios administrativos de la prisión (a los que los presos jamás tienen acceso, y recuerden que se lo dice uno de ellos), las instalaciones destinadas exclusivamente a funcionarios (cafeterías, vestuarios, etc.), los talleres penitenciarios, que acostumbran a ocupar una gran extensión de terreno dentro de una prisión, a los que los internos (no todos, sólo los que tienen suerte) van sólo unas horas al día a trabajar por unos sueldos más propios de un régimen de esclavitud, y que para mantenerse bajos se amparan en los servicios que los presos recibimos de la administración (alimentación, asistencia médica, etc.), y las instalaciones destinadas a las visitas de familiares y abogados, a los que los presos sólo tienen acceso en fechas y horas determinadas y bajo un régimen de vigilancia mucho más estricto que en el módulo o galería en el que se hace la vida diaria.

El espacio que le queda a un preso es ridículo. Es cierto que se dota a las cárceles más modernas de piscina, pero el acceso es limitado y restringido. Hay internos que no pueden apuntarse a piscina (aforo limitado), y acostumbra a ser una hora, a lo sumo dos, a la semana. Es cierto que las cárceles más modernas disponen de jardines, pero nadie informa de que los jardines son exteriores, para suavizar el impacto visual de la cárcel en el territorio que la circunda, y así hacerla más amable para la gente de los alrededores y los visitantes. Nadie dice que los patios son duros, duros, duros, como las plazas que últimamente están de moda. No hay árboles. No hay plantas. Los únicos animales que se pueden ver son palomas, gorriones, ratones y cucarachas. Es normal, las cárceles son grandes y se sitúan en pleno campo, lejos de los núcleos urbanos. Así se dificulta todavía más las visitas a los internos por parte de sus familiares.

Como pueden ver, la vida diaria no es tan cómoda como podía pensarse aquel lector que reclamaba para él y para la población en general los 100 metros cuadrados que imaginaba que disfrutamos todos los presos. Mi celda es bastante amplia en comparación con otras que he tenido. Tendrá algo más de 4 metros de largo por unos 2,5 de ancho. Algo más de 10 metros cuadrados. Somos dos internos por celda, luego tocamos a 5 metros cuadrados por persona. Y en el módulo, somos 252. Todos los servicios comunes (biblioteca, comedor, duchas, etc.) pueden aportar, no sé, unos cuantos metros cuadrados por persona, pero pocos. Pongamos 10. En total, 15. Ya ven. Todo un lujo.

Pero no quería centrarme en esto. Lo peor no son las condiciones físicas. Lo peor de la vida en la cárcel es la sensación de tiempo perdido. Creo que es bastante general entre todos los presos. Entiéndanme. No se trata de hablar de tiempo perdido por no estar en libertad. La mayor parte de presos asume su situación. Han jugado al gran juego y han perdido. La cárcel es el precio que hay que pagar. Pero incluso entre los delincuentes más habituales, entre los más “profesionalizados”, tarde o temprano llega a nacer el sentimiento de que esto no es vida, y que hay que cambiar para acabar de una vez por todas con eso de entrar en prisión. Tarde o temprano, hasta los más reacios acaban por prestar oídos a palabras como “reinserción”, “rehabilitación”, “arrepentimiento” y otras. Todos nos interesamos por las leyes que nos afectan, el código penal, la ley y el reglamento penitenciarios. Todos. Sin excepción. Algunos las entienden mejor que otros, pero todos nos interesamos. ¿Y saben lo que llega a ocurrir? Pues que como el Estado percibe que el interés de la mayor parte de la sociedad hacia la problemática de las prisiones es la que es, o sea: “que se pudran”, pues entonces destina pocos medios a prisiones, y por extensión, a justicia. Con pocos medios, los profesionales penitenciarios, desde funcionarios a psicólogos, pasando por médicos, criminólogos, maestros y educadores, llegan a valorar pobremente su propia función. Si no tienen medios para hacer su trabajo de acuerdo a lo que establecen las leyes, ¿para qué se van a esforzar? Si además, su trabajo no le importa a nadie (cuando tiene consecuencias positivas), y la sociedad únicamente se interesa por ellos cuando meten la pata, cuando un asesino o un violador no vuelven de un permiso y cometen un nuevo crimen, o cuando hay que soltar a un famoso terrorista porque ha cumplido su condena, si la sociedad les valora tan poco y tan mal, ¿para qué esforzarse en hacerlo bien? Me pregunto cuantos funcionarios de prisiones y profesionales de tratamiento reconocen abiertamente en su entorno no-familiar (por ejemplo, entre sus vecinos) que trabajan en una cárcel. Apuesto que pocos.

Llega un momento en el que los profesionales penitenciarios no tienen los medios suficientes para hacer un buen trabajo. Pero lo peor es cuando llega el momento en que el hastío es tan grande que ni siquiera quieren hacerlo. Se preguntan: ¿para qué? Se crea entonces una espiral. El preso se siente abandonado. Nota que, dentro de unos márgenes, es indiferente que haga una cosa u otra. Ve como los permisos se dan tarde y de acuerdo a criterios contrarios a la ley, como son los criterios generalizados, expresamente prohibidos en la ley penitenciaria. Llega un momento en que al preso sólo le importa salir, y cualquier cosa buena que pudiera aprender en prisión para ayudarle a no volver a delinquir pierde toda importancia. Al fin y al cabo, quien tiene que ayudarle (entre otras cosas, porque cobra un sueldo para ello) no lo hace porque cobra su sueldo, pero no cuenta prácticamente con medios que realmente le ayuden a desarrollar su función. Se crea desconfianza. La desconfianza genera mentiras. No se dice la verdad. Se dice aquello que “sirva” para salir. Toda esta espiral desemboca, más temprano que tarde, en un menosprecio hacia los valores que la Constitución deposita en las prisiones y en las penas privativas de libertad. Todo eso no vale, porque ni siquiera el Estado lo hace valer. Se convierten en palabras inútiles, vacías de todo contenido. El menosprecio hacia los valores que representa la Constitución desemboca en desprecio de la ley. Lo importante no es cumplirla o no. Lo importante es que no te cojan. Pero siempre acaban por cogerte, porque el perfil intelectual del prototipo de delincuente no es precisamente el de un superdotado, ni muchísimo menos.

En Criminología hay una afirmación que recuerda a aquella otra, futbolística, de Cruyff. El genio holandés dijo en una ocasión: “Si nosotros tenemos la pelota, ellos no pueden marcar gol”. Parece una perogrullada, pero es más profundo de lo que parece. Desde entonces, el Barça siempre juega a controlar la posesión de la pelota. Pues bien, en Criminología hay un axioma que aunque es totalmente diferente, comparte el mismo espíritu: “El delincuente comete el delito porque piensa que no le van a coger”. No puede ser más exacto. Una cosa es que los delincuentes no seamos Einstein, de acuerdo, pero si supiéramos que van a cogernos, no cometeríamos una gran parte de delitos. Lógico ¿no? El hecho de que sigamos cometiendo delitos es que tenemos la esperanza de no ser cogidos, a pesar de que la experiencia nos demuestra que cometemos tantos errores (el crimen perfecto es un mito), que lo más fácil es que nos detengan más bien pronto.

Pero hay algo más. Se cometen delitos porque no se cree en los valores sociales, ni se respetan. Cuando se dice que las cárceles son “universidades del crimen” no se puede decir nada más cierto, pero cabría preguntarse de quien es la responsabilidad. Un preso con su tiempo ocupado, recibiendo la instrucción que tal vez no pudo recibir en libertad, controlado y vigilado en orden a estimular sus habilidades sociales y su propia toma de conciencia, ante sí mismo y ante la sociedad, es un individuo con menos probabilidades de volver a delinquir que otro preso “abandonado”, “tirado” en el patio, y al que no se le hace ni una sola entrevista para conocerle mejor hasta que no llega el momento en que se pretende que empiece a salir de permiso (pueden pasar años y años, se lo aseguro, sin que nadie pregunte al preso ni la hora), pero sin saber de él apenas nada, ya que no se tienen debidamente en cuenta los aspectos individuales de cada preso, que es a lo que obliga la ley, porque eso requiere unos medios de los que no se tiene disposición, porque el Estado asigna presupuestos pobrísimos a justicia y prisiones, porque la opinión pública, si pudiera, en lugar de gastar dinero lo que haría sería “tirar de la cadena” y que toda la podredumbre social, o sea nosotros, desapareciésemos del mapa.

En cierto modo, se parece a una pescadilla que se muerde la cola. La sociedad se defiende de los que le hacen daño y los mete en la cárcel. Pero cómo no desea realmente justicia, sino venganza (véase “Intolerancia, capítulo II”), no destina a justicia y prisiones suficientes medios materiales para cumplir su función adecuadamente. Ello redunda en una gestión deficiente, tanto de la Administración de Justicia como de la penitenciaria (ahí están los resultados y los últimos escándalos), que se traduce en un trabajo en pésimas condiciones, que en el caso de las prisiones, en lugar de estimular a los delincuentes y presos a mejorar individualmente para no volver a delinquir lo que realmente hace es agrandar el abismo entre el mundo “legal” y el mundo de la delincuencia, eternizándose así el problema. Lo dicho, la pescadilla que se muerde la cola.

Ahora me dirá usted, amable lector o lectora, que usted está de acuerdo en modernizar la justicia y dotar de medios suficientes a las prisiones para que cumplan todos su función, pero antes de afirmar eso a la ligera, pregúntese algunas cosas:

¿qué hará cuando le anuncien que van a construir una nueva prisión cerca de su casa? ¿lo admitirá sin problemas?

¿cómo le sentaría una subida de impuestos (aunque tampoco sería tan grande como se imagina, se trataría de ajustes en la declaración de renta que, recuerde, ya no hace usted, sino que se la hace Hacienda), para poder dotar de más medios a los juzgados y tribunales, de manera que los juicios fueran más rápidos, las víctimas no tuvieran que estar hombro con hombro, codo con codo, con sus agresores, se controlaran con exactitud los recursos y las ejecuciones de penas y entradas en prisión?

¿qué opinaría si con cargo a la misma subida de impuestos, o a otra, se dotara a las prisiones de más medios, sobre todo de más personal, para poder trabajar con los presos de forma individualizada, tal y como obliga la ley actualmente en vigor, y así poder incrementar las ratios de presos reinsertados y rehabilitados socialmente, con especial mención al reconocimiento de las víctimas y a fomentar su reparación e indemnización por parte de los presos responsables?

Tal vez piense que se podría conseguir todo eso sin tener que subir impuestos. Bien. Vote usted a aquel partido que se comprometa a una mejor distribución de lo que el Estado cobra, vía Hacienda. Pero claro, hay otras prioridades ¿no es cierto? ¿Qué pasa con las pensiones? ¿Y con el salario mínimo interprofesional? ¿Y la educación? Por no hablar de la sanidad, el coste de las intervenciones militares españolas en el exterior, o las infraestructuras que todas las comunidades autónomas reclaman como prioritarias e irrenunciables. El pastel no es tan grande como para que dé para todos ¿verdad? De manera que hay que establecer prioridades.

Curiosamente, cuando se trata de prioridades, la justicia nunca lo es, ni la gestión penitenciaria. Pero como un juez o una secretaria judicial se equivoquen, se reclama cadena perpetua para determinados delitos y la expulsión del juez de la carrera judicial. Si un terrorista cumple íntegramente su condena, la sociedad reclama que no se le deje en libertad. ¿Acaso se pretende mantenerle en prisión sin delito cometido? ¿O mejor nos inventamos un delito inexistente o no cometido, con tal de mantenerle encarcelado? Y si un asesino se fuga y vuelve a matar, ponemos el grito en el cielo, por supuesto, y buscamos un responsable que pague con su cabeza, el psicólogo de la prisión o el juez de vigilancia penitenciaria que le aprobó el permiso. La cuestión es que alguien pague los platos rotos, pero que no sea la sociedad en su conjunto, sino que se pueda personalizar en alguien. Siempre es más cómodo poder identificar al responsable de una desgracia, no sea que al final nos señale a nosotros mismos ¿verdad?

¿De qué estamos hablando? ¿De hipocresía? ¿De no saber lo qué queremos? ¿De pretender escurrir el bulto ante la realidad y que sean otros los culpables de nuestros propios pecados? Una visión más humanitaria y sobre todo más global de nuestra sociedad nos mostraría más claramente el camino a seguir. Además, hay que ser consecuente. Yo veo el incremento de presupuesto en justicia y prisiones como una especie de seguro. Verán. Usted paga un seguro por circular con su automóvil, o para protegerse de daños en su casa (robo, incendio, etc.). El seguro incrementa el coste, pero todo el mundo lo ve bien. El incremento del coste queda compensado por el incremento de seguridad frente a imprevistos.

Pero en materia de delincuencia y criminalidad queremos incremento de seguridad y de resultados sin incrementos de coste. ¿Acaso nos hemos vuelto todos estúpidos?

¿O se trata, simple y llanamente, de intolerancia?

Fin del capítulo III.


Tema relacionado: Intolerancia (Capítulo I) Intolerancia (Capítulo II) Intolerancia (Capítulo IV)Intolerancia (Capítulo V y Último)